8.5.11

dos

Está en el extremo derecho del escalón más alto de la escalera. Elige el lado de afuera para poder fumar el cigarrillo que tiene entre los dedos índice y mayor de la mano izquierda y para que el frío la mantenga despierta mientras repasa los apuntes por enésima vez. La mano derecha está agazapada en el bolsillo de la campera, las rodillas juntas y apretadas, los pies, igual. Está toda enajenada. Por eso, o por el humo permanente del cigarrillo, no se da cuenta del olor que penetra en sus narinas sino algunos segundos más tarde. Se para de un salto y se da vuelta. El cigarrillo se consume solo y el cuaderno se estrella contra el piso. En una película, él se hubiera dado vuelta, la hubiera visto y le hubiera sonreído. En la escalera, el cigarrillo consumido la quema y ella vuelve a sentarse. 

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